domingo, 30 de noviembre de 2008

Los cuentos navegan el corazón.


La palabra se vuelve calambre, estambre,
solución al hambre, libertad, fortaleza,
humildad, brisa de viento en las hojas
de tu corazón.

La palabra es el jardín del alma,
la calma del frustrado, la esperanza
del que perdió su tesoro por miedo
y la confianza de los que habitan
más allá de las brasas del fuego.

La palabra selva a dentro, regreso
de las carabelas, pasión que danza
en el ritmo de los gestos precisos.
La palabra ha venido a visitarte.
Liturgia pagana de los soñadores.

Manuel Ferrero López del Moral

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